Primeros auxilios psicológicos
En los últimos meses, la humanidad ha atravesado una situación inesperada, y catastrófica; el coronavirus o más conocido como COVID-19, ha traído consigo no solamente aislamiento, muertes, cambios abruptos de rutinas y de planes, sino también una serie de consecuencias psicológicas, crisis individuales y familiares. Muchas personas se han visto sobrepasadas por situaciones emocionales desbordantes, ya sea por el confinamiento, el duelo debido a la muerte de alguien cercano, la presión del contagio, la carga laboral, familiar, la pérdida de empleo, divorcios, violencia intrafamiliar, entre otras situaciones que podrían llevar a las personas a una crisis absoluta.
¿Qué hacer? Es la pregunta que muchos profesionales de la salud, tanto física como mental, nos hemos hecho frente a esta situación global, no únicamente estos sino también los familiares, amigos, compañeros, que quisieran entender qué podrían hacer para ayudar a una persona cuando está afrontando una de estas situaciones que, causa en un momento determinado, un estallido emocional y una crisis que pareciera “salírsele de las manos”.
Para poder llegar a este punto, es importante preguntarse, ¿Qué es una crisis? ¿En qué se diferencia de otras situaciones estresantes o emocionalmente intensas?; una crisis es la reacción frente a un evento en el que se presenta un estado temporal de trastorno desorganizado, caracterizado por la pérdida de la capacidad de dar respuestas efectivas al problema debido a la incapacidad de utilizar los mecanismos habituales de afrontamiento.
¿Qué quiere decir esto?
Lo que diferencia una situación de crisis de otras situaciones complejas y problemáticas, es la intensidad de la reacción al evento, como también la temporalidad. Se refiere a un estado temporal ya que es un episodio, el sistema nervioso se alerta y activa como mecanismo de defensa frente a algo que considera una amenaza, pero en algún punto este debe volver a su estado normal, es decir, a regularse.
En las crisis hay una alteración en todos los sistemas de respuesta, tanto emocional, mental, físico y comportamental; las respuestas más comunes son, emocionalmente: ansiedad, miedo, agitación, irritabilidad, rabia, culpa, vulnerabilidad, duelo, fragilidad y negación; mentalmente: confusión, amnesia, dificultades para concentrarse, pensamientos intrusivos, flashbacks, pesadillas, obsesión, hipervigilancia; físicamente: fatiga, problemas gastrointestinales, problemas respiratorios, dolores de cabeza, sudoraciones, espasmos y vértigo y finalmente, comportamentales: arrebatos de ira, abuso de sustancias, aislamiento, retirarse, no descansar o descansar menos, problemas interpersonales, problemas de apetito, problemas de sueño, cambio en la libido y agitarse fácilmente.
Cuando hablamos de trastorno desorganizado, quiere decir, un estado en el que el pensamiento, el discurso, es desorganizado, es decir, la persona puede cambiar de un tema a otro, responder sin tener ningún tipo de relación con la pregunta o tener un discurso tan disperso que pueda ser incomprensible. Finalmente, en este desglosamiento de la definición, resaltaremos lo que serían los “mecanismos habituales de afrontamiento”, los cuales hacen referencia a aquella herramientas y reacciones que hemos aprendido a lo largo de la vida a partir de experiencias complejas, que utilizaríamos normalmente en situaciones parecidas. En la crisis el bloqueo y la intensidad emocional, incapacitan a la persona llevar a cabo estas herramientas que ya posee.
La respuesta personal a una crisis traumática incluye los factores anteriormente mencionados y el patrón de respuesta varía dependiendo la persona, ¿De qué podría depender que una persona actúe de determinada manera durante una crisis? De sus experiencias pasadas y lo que esta persona hizo con esta experiencia, el acceso y la utilización de un sistema de ayuda o de apoyo, es decir, la red de apoyo (familia, amigos, atención psicológica), la salud emocional que tiene esta persona en el momento de la crisis, sus creencias, actitudes y valores, y finalmente, cómo la sociedad en la que vive responde al evento que la persona experimentó.
Ahora bien, ¿Qué serían los primeros auxilios psicológicos o atención en crisis?
Según la APA (American psychological association), los primeros auxilios psicológicos son una intervención psicológica proporcionada a corto plazo, de emergencia, para individuos que experimentan crisis de salud mental, como un episodio psicótico agudo o intento de suicidio, previniendo consecuencias más graves de la experiencia, como el trastorno de estrés postraumático.
Los primeros auxilios psicológicos pueden ser otorgados a cualquier persona que se encuentre en una crisis traumática por algún acontecimiento crítico, ya sea la pérdida de un ser querido, el duelo por una infidelidad o ruptura, violencia de género, entre otras situaciones, puede ser llevado a cabo por cualquier persona cerca a la situación, profesional o no y debe ser brindado de manera inmediata o a las pocas horas del suceso.
Los primeros auxilios psicológicos son una intervención en sí misma, es decir, no se trata de un proceso terapéutico, se está a merced de las necesidades del momento, más que a una conceptualización terapéutica, partiendo de que el objetivo principal es resolver de manera específica unos cambios abruptos que ha habido en la persona, no la causa, sino la reacción que tuvo la persona a esta. La atención en crisis busca brindar apoyo, reducir la angustia, reducir el riesgo vital de la persona y promover el funcionamiento adaptativo y las habilidades de afrontamiento.
Los objetivos inmediatos de la atención en crisis serían: la supervivencia y bienestar físico, es decir, lo primero que se debe hacer es asegurarse de que la persona no está corriendo ningún riesgo en el lugar en el que se encuentra, de ser así, se debe procurar apartarla del lugar, por ejemplo, ofrecerle a la persona un “mejor lugar para hablar”, y atender sus necesidades básicas, (ya sea comida, seguridad, llamar a alguien, entre otras) para que éstas estén cubiertas; el segundo objetivo es disminuir el estado emocional, reestablecer un equilibrio transitorio en la persona, con herramientas de regulación emocional; el tercer objetivo sería establecer elementos que permitan que la persona perciba algún grado de control, no sobre la situación sino al menos sobre sí misma, el cuarto objetivo sería generar información precisa y práctica, y finalmente, establecer una red de apoyo, personas que puedan hacer un acompañamiento con la persona.
Como es mencionado con anterioridad, los primeros auxilios psicológicos pueden ser aplicados por cualquier persona que tenga conocimiento de cómo realizarlos; si quieres obtener más información de cómo llevar a cabo estos objetivos para aplicar primeros auxilios psicológicos en caso de ser necesario, contáctanos e inscrìbete al taller sobre esta temática
Psicólogas Centro Crece Torrevieja